Nos toman por becerros. O eso debe pensar la clase política balear de los insulares. Vamos, los politicuchos, porque aquí no hay otra cosa. Escasea gente dedicada a la política a la que poder tomar enserio, quiero decir.
El otro sábado, sin ir más lejos, ocurrió algo absolutamente representativo de lo que estoy diciendo (que nos toman por becerros): se convocó una multitudinaria manifestación con los lemas "Prou destrucció. Salvem Mallorca" y "Qui estima Mallorca no la destrueix", en contra de la supuesta política urbanística y territorial de especulación y destrucción paisajística que lleva el Partido Popular en las Islas, y paradójicamente liderada por:
Aquéllos son los que tienen que salvar Mallorca de la destrucción paisajística y medioambiental del PP. Ellos, adalides de la naturaleza, los héroes verdes. La tenemos clara.
Otro punto interesante a resaltar y en el que, por lo visto, poca gente cayó en la cuenta, es que ni Urbanismo ni el Plan Territorial dependen del Partido Popular, sino de Unió Mallorquina, el partido de Munar, con quien todos los partidos de izquierdas convocantes de la manifestación están negociando la venta de puestos de gobierno en caso de tener que sumar escaños en las próximas elecciones autonómicas. Curioso. Tanto o más como que entre los miles de manifestantes que tanto aman Mallorca solo se pudieran contar cinco banderas de Mallorca.
En el resto de España la cosa no está mucho mejor. Por otros lares cuesta acostumbrarse a lo del siglo XXI y todavía hay gente anclada en los años treinta del siglo pasado. O eso parece después de ver la manifestación en contra de la guerra de Irak, llena de banderas de la Segunda República, de China, de la ex Unión Soviética, e incluso fotografías del Ché y de Lenin. Qué cosa más antigua y más ráncia esto del progresismo. Dicen que los intelectuales, que la Cultura, es de izquierdas. Visto lo visto prefiero pensar que no.
El otro sábado, sin ir más lejos, ocurrió algo absolutamente representativo de lo que estoy diciendo (que nos toman por becerros): se convocó una multitudinaria manifestación con los lemas "Prou destrucció. Salvem Mallorca" y "Qui estima Mallorca no la destrueix", en contra de la supuesta política urbanística y territorial de especulación y destrucción paisajística que lleva el Partido Popular en las Islas, y paradójicamente liderada por:
- Miguel Ángel March, líder del ente ecologista GOB. Denunciado por construcciones ilegales en pleno ANEI. Que cualquier individuo se contruya una casa ilegalmente en zona protegida, está mal, pero que lo haga el preboste de una entidad ecologista que en teoría debe proteger la zona de gente como él, es grotesco. Sería como pillar a Solbes, ministro de Economía y Hacienda, evadiendo impuestos o defraudando a la Hacienda Pública.
- Eberhard Grosske, líder de EU-EV y del BLOC. Vive en un casoplón de 680 metros cuadrados en una parcela rústica de Sencelles. A sabiendas de que es una parcela rústica, lo que significa que lo sea y las prohibiciones en cuanto a contrucción que conlleva.
- Miguel Ángel Llauger, líder de Els Verds de Baleares. Tiene una casa familiar en Es Morer Vermell que, literalmente, invade la playa.
Aquéllos son los que tienen que salvar Mallorca de la destrucción paisajística y medioambiental del PP. Ellos, adalides de la naturaleza, los héroes verdes. La tenemos clara.
Otro punto interesante a resaltar y en el que, por lo visto, poca gente cayó en la cuenta, es que ni Urbanismo ni el Plan Territorial dependen del Partido Popular, sino de Unió Mallorquina, el partido de Munar, con quien todos los partidos de izquierdas convocantes de la manifestación están negociando la venta de puestos de gobierno en caso de tener que sumar escaños en las próximas elecciones autonómicas. Curioso. Tanto o más como que entre los miles de manifestantes que tanto aman Mallorca solo se pudieran contar cinco banderas de Mallorca.
En el resto de España la cosa no está mucho mejor. Por otros lares cuesta acostumbrarse a lo del siglo XXI y todavía hay gente anclada en los años treinta del siglo pasado. O eso parece después de ver la manifestación en contra de la guerra de Irak, llena de banderas de la Segunda República, de China, de la ex Unión Soviética, e incluso fotografías del Ché y de Lenin. Qué cosa más antigua y más ráncia esto del progresismo. Dicen que los intelectuales, que la Cultura, es de izquierdas. Visto lo visto prefiero pensar que no.